Tratamiento Físico

Si te levantas con el cuello como un ladrillo, la espalda como una tabla de planchar o el hombro como un muelle oxidado, estás en el lugar indicado

La terapia diferencial que, al igual que la kryptonita a Superman, debilita los dolores más rebeldes y la rigidez articular

Lo primero que me gustaría indicar es que no soy médico, ni tengo ninguna especialidad sanitaria reconocida por el Gobierno de España. Si crees que tienes un problema grave de salud, acude a un especialista médico.

Sin embargo, tengo muchos otros puntos fuertes. Llevar 23 años solucionando problemas de espalda a cientos y cientos de personas da un punto de experiencia y sabiduría.

A diario veo personas con dolor. Les duele el cuello, los hombros, la cabeza, la zona lumbar… A algunas les cuestan estar de pie, a otras las molestias en la espalda les impide jugar con sus hijos pequeños. De una u otra forma el dolor que padecen les condiciona su día a día.

Y me apena verlo porque la mayoría de las molestias y dolores rebeldes en la espalda y en otras partes del cuerpo generalmente tienen solución.

Te voy a hablar sobre mi método Kryptonita. Un método que no encontrarás en ningún otro lugar.

Osteopatía suave

En la consulta a menudo me encuentro con personas con unas columnas vertebrales que se parecen a una carretera llena de curvas. Me comentan que sufren dolor. Es difícil no tener dolor con esas columnas.

Si la columna vertebral no está naturalmente recta, con sus curvaturas anatómicas, es probable que produzca dolor y limitación en los movimientos. Por eso es imprescindible corregirla, si queremos vivir sin incomodidad y sin limitaciones.

Existen diferentes tipos de osteopatía. En mi caso utilizo la osteopatía tibetana, craneosacral y la corrección vertebral con el martillo neuro percutor.

Este tipo de tratamiento es suave, indoloro y muy seguro. Se consiguen unos resultados excelentes, una columna vertebral firme y sin dolor.

Es muy probable que no encuentres este tratamiento en ningún otro lugar.

Masaje diferencial

El masaje es la primera técnica que aprendí hace 25 años.

¿Has sentido alguna vez qué tu espalda se encuentra rígida, pesada y dolorida? ¿Te has levantado sin poder mover el cuello? ¿Te has quedado “doblado” al agacharte?

No eres la única persona. Te lo aseguro. En la consulta a menudo me encuentro con personas con una tensión excesiva en la espalda, los hombros o las piernas. Con la técnica específica de masaje con aplicación de ventosas que he creado, esta tensión desaparece cuando aplico las ventosas, la musculatura se relaja. Incluso la persona que está en la camilla me dice «no sé cómo lo has hecho pero he sentido alivio casi inmediatamente«.

Si nos dieran un lienzo, pinturas y pinceles estoy seguro que todos sabríamos pintar un cuadro. El resultado de la pintura ya sería otra cosa. No todo el mundo es Dalí, Van Gogh o Picasso. Con el masaje pasa lo mismo, el masaje es un arte que hay que saber aplicar armoniosamente para que el resultado sea como un hermoso lienzo.

Los complementos indispensables

Si dispones de unas verduras exquisitas para preparar una deliciosa menestra, debes utilizar también un buen aceite, un poco de sal, un poco de pimienta, un poco de ese ingrediente secreto que te reveló tu abuela, y deberás respetar el tiempo de cocción para que el resultado sea excelente.

Si no utilizas alguno de los ingredientes o te pasas de cocción, el resultado será bueno, pero no exquisito.

Lo mismo pasa con los tratamientos. Los tratamientos necesitan los condimentos adecuados.

Los estiramientos miofasciales desbloquean y dan movilidad a los músculos y articulaciones.

La aromaterapia da ese punto de naturaleza que la persona necesita.

En algunas ocasiones la acupuntura o la auriculoterapia, darán ese toque mágico. 

Y luego está ese ingrediente secreto… que como la receta de la abuela, es secreto… y que hará ese tratamiento sea eficaz y diferencial.

El resultado

He visto en muchas ocasiones como personas entraban por la puerta de mi consulta cojeando o sin poder mover el cuello, salían de ella sin cojear, pudiendo girar la cabeza y sin dolor. Su cara de agradecimiento lo decía todo.

La conclusión que se puede extraer de todo lo que he expuesto es que se puede vivir plenamente sin dolor de espalda, ni limitaciones en la movilidad.

Seguramente cuando eras niño no te dolía la espalda, a no ser que tuvieras un accidente, corrías, saltabas, jugabas y te reías. Así es como debes sentirte.

Está en tu mano y en las mías.

Puedes evitar sufrimiento innecesario

probando con terapias diferentes, naturales y altamente efectivas

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