Han pasado ya cerca de tres años desde que comenzó la pandemia de Covid 19, tiempo suficiente para hacernos una idea de la profundidad de esta enfermedad.
Muchas personas han pasado esta afección sin enterarse siquiera que la tenían, otras han tenido síntomas leves y a otras les ha tocado la peor parte y han tenido síntomas más severos.
Tampoco sabemos porque a unas personas les afecta y a otras no, o porque hay tanta variedad de síntomas distintos en las personas que la han pasado.
En este último grupo, se encuentran personas a las cuales esta enfermedad les ha dejado secuelas, el llamado Covid persistente.
Personalmente poco conocía de las secuelas que podía dejar esta patología en las personas. Con el paso del tiempo he ido descubriendo más sobre ella, porque las personas afectadas han empezado a buscar soluciones fuera del sistema oficial de sanidad. Entre otras cosas porque los medios científicos sanitarios no saben muy bien a que se deben estas secuelas.
En estos momentos puedo hablar sobre ella, porque personas que padecen Covid persistente han venido a mi consulta para tratarse. Desde un principio tuve claro que el enfoque que había que darles a estas personas era energético.
No hay unos patrones comunes al cien por cien en esta patología en todas las personas. Lo que si se manifiesta en todas ellas que la padecen es un cansancio pronunciado físico, mental y emocional.
Cada persona lo puede experimentar de forma distinta. A una puede atacarle más a la zona de su plexo solar, en el tercer chakra y en su diafragma. A otras les afectará más a sus pulmones y respiración, a su cuarto chakra.
Lo que he podido comprobar es que está enfermedad por si misma crea enganches energéticos, en varios chakras y que tiende a desequilibrar uno en concreto, que suelen ser el tercero o el cuarto.
Lo que me reportan las personas que se están tratando en este momento en mi consulta es alentador. Se van encontrando mejor, con más vitalidad física y mental.
Desde luego no estamos ante una enfermedad sencilla y tampoco quiero decir que la terapia energética sea la panacea para curarla. Pero lo que he comprobado es que las personas que la utilizan mejoran su calidad de vida.
Tampoco se el techo que puede alcanzar esta terapia, no tengo aún datos de hasta donde puede llegar, pero los resultados son esperanzadores. El tiempo nos irá diciendo que punto de mejoría física, mental y emocional se puede alcanzar.