Hoy en día es rara la persona que no ha tenido un molesto dolor en el cuello alguna vez en el último año. Las razones son diversas y generalmente no se debe a una causa aislada únicamente, sino que forman un conjunto de motivos los que lo causan.
En primer lugar hay que fijarse en la anatomía que forma esa parte de nuestro cuerpo.
Las siete vértebras que forman el área vertebral cervical podemos considerarlas relativamente pequeñas y tienen que soportar el peso de nuestras cabezas durante un buen número de horas al día.
Otro dato a tener en cuenta es que en las primeras vértebras dorsales y las últimas cervicales se inserta una musculatura muy potente y que en un número muy elevado de ocasiones es la causante del dolor cervical, la musculatura de los trapecios.
Otra causa importante del dolor cervical la encontramos en nuestra forma de vida. Actualmente se realizan trabajos sedentarios y que generalmente sobrecargan las mismas zonas musculares.
Un ejemplo claro de este tipo de trabajos es el que realizan diariamente miles de persona sentadas 8 horas frente a un ordenador. En estos trabajos es muy positivo no permanecer sentad@ más de 2 horas y dar un ligero paseo.
También es positivo realizar suaves estiramientos de la zona cervical, fundamentalmente cuando se ha acabado la jornada laboral.
La musculatura del trapecio es muy poderosa y está directamente implicada en una gran cantidad de patologías cervicales. Esta musculatura es también la que recibe el mayor impacto del estrés psicológico.
Un exceso de estrés es somatizado por el músculo trapecio, esto provoca que dicha musculatura eleve de forma considerable su tono, provocando a su vez que las vértebras en las que se inserta roten sobre su eje.
A lo explicado anteriormente sobre las causas que generan el dolor cervical no puede faltar el estado psicoemocional de la persona y su energía.
Principalmente las causas de dolor son dos. La primera está directamente relacionada con la tensión generada en la musculatura que se inserta en las vertebras cervicales, en las primeras dorsales y también en la musculatura paravertebral.
Esta tensión genera un déficit de circulación sanguínea, lo cual provoca a su vez una pequeña disminución del aporte de oxígeno hacia esa zona de nuestro cuerpo.
Ese pequeño déficit de oxígeno provocará un dolor significativo, que puede llegar a producir cierta dificultad para realizar movimientos del cuello.
La segunda causa puede ir acompañada de la primera o no. Se trata de la rotación que realizan las vértebras cervicales hacia un lado, lo que puede provocar que exista una compresión de uno o varios nervios espinales, lo que provoca esa desagradable sensación de pinchazo en el cuello.