La energía principal de los seres humanos es la luz. Para que nuestra salud mental, física y emocional sea óptima necesitamos las doce gamas de colores que he mencionado anteriormente y que conforman las diferentes estructuras energéticas de las personas. .
Cada color tiene unas características muy concretas y desempeña dentro de la estructura energética de cada individuo
unas funciones específicas. Por ejemplo, el amarillo es la energía mental. Una persona sometida a un fuerte desgaste mental debido a sus estudios o su trabajo tendrá un déficit en esta frecuencia lumínica. Como consecuencia de ello sufrirá agotamiento mental, tendrá la mente dispersa e incluso le faltará el pensamiento coherente en los casos más severos.
Cada individuo viene a este plano físico con una facilidad específica para tener reservas de un determinado color, que
vendrá determinado por su código energético personal. El desgaste que haya acumulado en su vida y la cantidad de enganches
energéticos negativos que haya sufrido, determinarán las reservas que le queden.
Las reservas energéticas con las cuales venimos a este plano físico no son ilimitadas. Con el paso de los años, los problemas del día a día y los problemas personales vamos gastándolas. Si no las gestionamos bien o no sabemos cómo recuperarlas, sufriremos déficits de esa frecuencia lumínica.
Extracto del libro La luz contra la oscuridad, El Poder de tu energía v. II.