Al igual que existen los depredadores energéticos, también
es cierto que la moneda energética tiene su reverso y también
están las entidades positivas equilibrando la balanza.
Desde hace ya varias decenas de años el campo astral se ha
convertido en una guerra abierta entre facciones de entidades
negativas y fuerzas positivas que intentan equilibrar la balanza.
Parece que esto se va a seguir produciendo durante los próximos
años, cuantos no lo sé.
Las entidades negativas han echado el resto y aunque no
se han adueñado de todo el campo astral, sí que han conquistado mucho terreno y dominan sectores que antes tenían vetados.
Lógicamente, las entidades positivas no les permiten hacer todo
lo que lo que a los jerarcas depredadores le gustaría y oponen
resistencia a los planes de estas entidades negativas.
En el capítulo III narre una historia sobre una mujer, en
ella una entidad positiva la acompañaba y le prestaba su ayuda,
pero ella lo interpretaba mal y ese hecho era aprovechado por
un acople energético negativo. Popularmente a estas entidades
se las ha denominado ángeles de la guarda o guardianes.
Los seres humanos no nos encontramos solos. Hay entidades que nos acompañan y que, en la medida de sus posibilidades, nos prestan su ayuda en momentos puntuales. En la mayoría de las ocasiones estos seres tienen una afinidad álmica con nosotros, es decir pertenecen a la misma rama “energética” de
la que provenimos. En otras ocasiones cumplen esa función porque les ayuda en su ascenso espiritual. Páginas atrás he hablado
de los seres humanos sin alma, estos también tienen su entidad
protectora, pero en este caso se trata de un acople energético
negativo.
Extracto del libro La luz contra la oscuridad.