Una maquinaria perfecta
¿Sabías que tu corazón en promedio late 100.000 veces por día? O que tu hígado tiene 30.000 reacciones
enzimáticas por segundo, además de que respiras 17.000 veces al día, aproximadamente.
Ahora piensa por un momento en toda la energía que debe fluir por tu cuerpo para que puedas realizar
todas esas actividades y mantenerte vivo minuto a minuto.
Solemos ver el cuerpo en términos físicos, olvidando que la energía es necesaria para que el cuerpo
mantenga la salud, sane las heridas que pueda tener y se cure.
Pasando al nivel celular (de células), ¿te has preguntado cuántas células forman parte de tu cuerpo? Los
científicos calculan que hay alrededor de 37,2 trillones de células en el organismo.
Todas esas células se organizan en diferentes tipos de tejidos, órganos y sistemas específicos que
trabajan en conjunto de forma integral para mantener el bienestar. Esta organización interna ocurre por
medio de la comunicación energética, a nivel celular, químico y del sistema nervioso.
Luego se puede pasar al nivel más pequeño que pertenece a los átomos. Se cree que hay más de 100
trillones de átomos en cada célula humana, cada uno tiene su carga positiva, negativa y neutral.
Ahora bien, con todos estos datos, ¿por qué se cuestiona la posibilidad de las dimensiones energéticas
Energía y medicina occidental
Tomando en cuenta que la medicina occidental ya emplea la energía para el diagnóstico y el tratamiento,
se puede observar lo siguiente: existen pruebas que miden las frecuencias de energía del cerebro y del
corazón.
Por otra parte, un examen de rayos x usa las propiedades magnéticas naturales del cuerpo, percibiendo la
energía de las moléculas de agua del cuerpo para producir imágenes detalladas.
Los tratamientos de salud que involucran el uso de energía son los marcapasos, los láser y la radiación.
Un aspecto importante de estos métodos energéticos de diagnósticos y tratamientos, es que son visibles
y medibles.
El modelo de medicina oriental se enfoca en la energía, que muchas veces se denomina qi, chi o prana,
aparte de dedicarse al sistema energético del cuerpo (los meridianos y los chakras).
El problema es que estos niveles más sutiles de energía son invisibles y menos medibles. En este
sentido, se cree que la energía que fluye transporta información por todo el cuerpo, fomentando la
capacidad de sanación y autorregulación.
Autor: Moisés Balladares.