La filosofía budista tiene un nombre específico para nuestra realidad física,
Anatma. Para el budismo nuestra realidad cotidiana es una mera ilusión. Esta
sería una buena definición para la ley del espejo.
El nombre de esta ley es metafórico. Imagina que te estás mirando en un gran
espejo y puedes observar todo tu cuerpo. El espejo refleja lo que tú estás
haciendo, no puede reflejar lo que tú no hagas. El espejo es la realidad física y
cotidiana en cuatro dimensiones que vivimos todos los días, los movimientos y
las acciones que tú realizas delante del espejo son lo que luego éste refleja. De
la misma manera, nuestros pensamientos y emociones crean una energía muy
concreta que luego se verá reflejada en tu realidad física. La paradoja que
viven la mayoría de seres humanos hoy en día es que creen que la única
realidad posible es la que plasma el espejo, ignoran que la persona que hay
delante del espejo es la que decide los movimientos que quiere que éste
refleje.
Trasladado a la práctica, los inputs energéticos que mandas a través de tus
pensamientos y emociones son la persona que está delante del espejo. Estos
inputs luego se verán reflejados en la realidad física de cuatro dimensiones, en
el espejo.
Extracto del libro El Poder de tu Energía.