El ego tiene, dependiendo del punto de vista desde el que se mire, una
vertiente psicológica o espiritual. Aquí describiré el que tiene que ver más con
la personalidad psicológica.
Podemos definirlo como el personaje que se va formando dentro de cada ser
humano, con el paso de los años según las experiencias que va teniendo a lo
largo de su vida.
En principio su labor tendría que ser protectora y de formación
de una identidad sana. Protectora porque según las experiencias adquiridas
nos tendría que proteger de errores pasados. De identidad porque nos da una
definición de nosotros mismos como individuos dentro de una sociedad.
El Dr. David R. Hawkins en su libro El Poder frente a la Fuerza hace una
descripción bastante coherente sobre el ego, entre otros interesantes temas.
Desde un punto de vista energético y según mi criterio, el ego está constituido
por los cuerpos energéticos astral y mental. El cuerpo astral va recogiendo
experiencias emocionales a lo largo de los años, con más intensidad en los
primeros años de vida. Estas experiencias son trasmitidas al cuerpo mental, y
junto con el código energético de la persona, va formando lo que denominamos
ego.
El principal problema que tiene el ego es que crece tanto dentro de las
personas que termina por anular las capacidades que ésta tiene, intentándose
apoderar de todos los éxitos y/o fracasos y viviendo una realidad paralela
moldeada por él mismo. Tergiversa la realidad para que se adapte a sus
propios gustos.
Otro problema derivado hoy en día es el excesivo egocentrismo en muchas
personas, que pasan gran parte del día observándose a sí mismas sin ver más
allá. Es evidente que conocerse a uno mismo es una de las premisas del
desarrollo personal y espiritual. El autoconocimiento y la conexión personal son
indispensables para una vida sana y con sentido.
Existe una gran diferencia
entre el egocentrismo y el autoconocimiento.
Extracto del libro El Poder de tu Energía.